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Chavela también dejó su corazón en España, que gracias al apoyo del editor Manuel Arroyo y el cineasta Pedro Almodóvar, fue acogida por dicho país después de que durmiera su
canto por aproximadamente 20 años, debido a su problema de alcoholismo.
A sus 15 años, la intérprete se mudó a México en busca de la libertad
que se le fue negada en tierras ticas.
Según cuenta en su libro: “Y si
quieres saber de mi pasado”, Chavela
experimentó una infancia y adolescencia de mucha indiferencia por parte de sus
parientes. Ella afirmaba que sus padres no la querían, que nunca la quisieron. Su
madre no ponía atención a
los ideales de una niña que tenía metas y deseos por cumplir. Chavela sentía una gran diferencia entre el trato que recibían sus hermanos y el dirigido hacia
ella.
Al divorciarse sus padres, los hijos fueron separados y enviados a
distintas partes, como si fueran “perros”, contó ella misma en una entrevista
que le hiciera la periodista María Cortina en el año 2009.
Tras el divorcio de sus progenitores, Chavela se mudó a la finca de unos
tíos suyos, donde se le exigía trabajar en el campo y no se le permitía recibir
educación escolar. Ella quería estudiar, y en esa época se consideraba una
actividad innecesaria, sobre todo para las personas que vivían en la zona rural.
De niña solía vestir pantalones y se comportaba de manera “grotesca y
ruda”, por lo tanto, recibió múltiples agresiones verbales y discriminaciones.
Ella misma cuenta en su libro, que escribió en el año 2002, que en una ocasión, su prima la insultó diciéndole:
“maldita lesbiana”.
Le cerraron la puerta de la iglesia católica a la que asistía, por sus
comportamientos varoniles; por lo que Chavela decidió huir de la religión
definitivamente.
Chavela cuenta en una de sus entrevistas, que las primeras palabras que
escuchó por parte de un sacerdote fueron: “Dios te perdonará a ti, si te
confiesas. Si te arrepientes y rezas por tu salvación”.
El escritor costarricense José León Sánchez, narra de manera fantasiosa,
la historia de Chavela en su novela: “Al florecer las rosas madrugaron”, usa el
nombre de Natyeli al referirse al personaje de la artista. En dicha novela, el
autor cuenta cómo la niña fue acosada por el sacerdote de la comunidad de San
Joaquín de Flores, donde ella vivió durante sus primeros años de infancia y
hace hincapié en la indiferencia de su madre, que la llamó mentirosa, por haber
difamado a una persona tan pulcra y decente.
En diversas ocasiones, su padre la amenazó con llevarla a un correccional
de menores si no se comportaba de manera adecuada.
Chavela Vargas llevaba encerrado en su corazón mucho dolor, un gran
resentimiento hacia la vida que le tocó con su familia, en su país natal.
Sánchez relata en su novela, que la niña solía escuchar música ranchera
porque a su padre le gustaba mucho, y le parecía una música interesante y llena
de vida; así que poco a poco se fue identificando con el país al que quería
conocer y en el que quería residir hasta el día de su muerte.
Por lo tanto, cansada de los insultos, indiferencias y maltratos
recibidos, decidió por cuenta propia viajar a México, sin dinero, sin ideales
claros, sólo con el deseo de liberarse de su pasado y buscar una vida
diferente, con nuevas oportunidades.
En México nace la verdadera Chavela Vargas, la intérprete, la tejedora
de sueños y la artista ovacionada por el pueblo; también admirada por luminarias
y luminarios del arte mexicano y español.
Por esta razón, es que me conmueve su valentía, la manera en que logró
desarrollar su carrera profesional, saliendo del fango en el que vivió durante
sus primeros años.
Me interesaba profundizar en las opiniones de sus fanáticos, colegas y personas
que tuvieron algún tipo de conexión con ella.
Mi objetivo fue investigar cómo era posible que una mujer, que rompía
con los cánones de cantante de aquella época, logró alcanzar el tope de la
gloria y la fama.
Durante sus primeros años en tierras mexicanas, tocó puertas como
cantante, pero muchas le fueron cerradas porque consideraban que “tenía una
voz espantosa”.
¿Cómo alcanzó el éxito de tal manera que, artistas como Pedro Almodóvar,
Miguel Bosé, Joaquín Sabina, Ana Bélen, entre otros y otras, aún la consideran
un ícono de la música regional mexicana?
¿Qué hace que sus seguidores y seguidoras la admiren con ese ímpetu y la
hayan ovacionado durante sus años de vida musical activa e incluso en la
actualidad?
Chavela Vargas llegó a México a los 15 años edad y empezó a trabajar
duro para poder alcanzar su meta de cantar y dedicar su vida a la música.
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“O te haces o te mueres”, decía ella, y por suerte lo segundo no
sucedió, aunque no faltó mucho para eso. Pasó momentos de hambre, donde no
tenía para comer. Tuvo varios trabajos: un tiempo trabajó como ayudante de
cocina; luego estuvo en una tienda de ropa para niños y fue chofer de una
familia rica de México.
Ella cuenta en un documental de Morena Films del año 2001, que una
amiga belga suya la recomendó para que cantara en los programas de Lotería Nacional.
Así fue como empezó a abrirse espacio en el amplio y difícil mundo del mercado
musical.
Chavela cantaba con el corazón, así describen su interpretación las
personas que la admiraban. Ella hacía que las canciones fueran suyas, las
tomaba prestadas para adueñarse completamente de ellas, lo afirmó ella misma en
algunas entrevistas y en su propio texto antes mencionado.
Fue una mujer que dejaba huella en cualquier lugar al que llegaba. Causaba
la curiosidad de quienes tenían contacto con ella, como sucedió con Frida Kahlo y Diego Rivera, quienes
la conocieron en una fiesta y desde
aquel momento se hicieron grandes amigos, a tal punto que Chavela estuvo
viviendo con ellos una temporada. La relación entre Frida y Chavela fue muy
cercana y a raíz de la amistad, surgió una canción: La Llorona, que la Vargas
dedicó a su fiel amiga.
“La cantante más azarosa y sublime de todos los tiempos” (Vargas 2002, p. 248),
así se refirió don Ricardo Cantalapiedra en un artículo que escribió para un
diario español.
“Pueden criticarla a nivel vocal, no era la mejor cantante, pero era la
mejor intérprete”, me comentó Jeffrey Muñoz, un joven costarricense, con quien conversé acerca de su admiración hacia la cantante. Él mismo me dijo que para él la música de
Chavela es música emocional. “Uno se desahoga, aunque uno no esté sufriendo, es
preventiva; es lloroterapia, para llorar solo, porque es rico”, me decía este
fan de Chavela, que empezó a escuchar su música a la edad de catorce años y
tuvo el privilegio de conocerla personalmente cuatro meses antes de su muerte,
cuando él tenía 29 años.
Chavela cuenta que la fama le vino de repente, cuando en el puerto de Acapulco
cantó por primera vez: “Macorina”, una de las canciones que más representan su
éxito; a partir de ahí, “su voz llegó a ubicarse entre las mejores del mundo”
(Le Franc 2009, p. 30).
“Es de las canciones más sexis
del mundo”, me dijo Jeffrey Muñoz, refiriéndose a este tema musical, que para
él, fue el gran éxito de Chavela, debido a que según su criterio, “de manera explícita reflejaba
la sexualidad y esto causaba una especie de morbo en la población que la escuchaba”.
El periodista Carlos Bouze (2015, p.4), en un artículo de la revista virtual
“Píkara” menciona que “La Macorina se convirtió a la vez en un himno y en una
contraseña para miles de mujeres que vivían sus relaciones lésbicas en un clima
de clandestinidad y asfixia social”. Algo parecido me comentó Jeffrey Muñoz en
su entrevista, que uno de los aspectos que más le llamaban la atención y admiraba
de la artista fue su vida, su forma de aceptar y mostrar su lesbianismo a esa
sociedad patriarcal a la que se enfrentaba durante aquellos años.
El hecho de que Chavela se
acompañara únicamente con dos guitarras para interpretar música ranchera o
regional mexicana, hacía de la interpretación más genuina y diferente. Ella
afirma en su libro, que los especialistas decían que el mariachi siempre se
encargó de ocultar lo que de profundo tenían las canciones populares; por esto
su decisión de dejar al mariachi de lado. En una entrevista del año 2003 comentó que en una ocasión la llamaron para que cantara con la Orquesta Filarmónica de Londres, pero ella rechazó tal ofrecimiento, "Yo no canto con quinientos viejos atrás de mí, porque yo agarro para donde me da la gana, y hago mis silencios donde se me antoja, no respeto el pentagrama, y ¿qué va a hacer el director? ¿correr detrás de mí? Dije: No, gracias (...) Eso no es ser artista. A mí échemela sola, dos guitarras y una mujer en escena", fueron sus palabras.
Enrique Helguera, periodista y
crítico musical, comenta en el libro “Las verdades de Chavela”, que en aquella
época, de los años 50, habían pocas voces femeninas en el mercado musical, por
tanto, ella inventó su propia forma de cantar. No imitaba, no se dejó
influenciar por otra cantante a quien admirara, tendencia que es común
actualmente.
“Toda
la tensión musical se fragua en su forma de decir las palabras, en la cadencia
de sus versos, en el juego de los acentos y los silencios, lo que libera a la
canción de su automatismo y la convierte en pura expresividad emocional. A
partir de los años 50 todas las canciones se volvieron otras al atravesarlas la
voz de Chavela Vargas” (Cortina y Vargas 2012, p.12). No era un hombre quien cantaba, era una mujer
que además rompía con los cánones establecidos de cómo debía comportarse y
verse una artista. Se trataba de una dama que vestía pantalones y un poncho
rojo, como bien la describe el cantautor español Joaquín Sabina en su canción:
“El boulevard de los sueños rotos”.
Catherine Gund, cineasta y
productora en la reciente película documental “Chavela”, de la que hablaré más
adelante, me comentó que le llamaba la atención que Chavela no cambiaba los pronombres en las canciones masculinas que
tradicionalmente los hombres cantaban a las mujeres. Además derramaba su
corazón en el escenario, sufriendo por el amor perdido y un corazón quebrantado
por la soledad extrema.
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En el mismo documental antes
mencionado, Manuel Arroyo, crítico y escritor español afirma que el repertorio
de Chavela es de los más extraordinarios de la música popular del siglo XX, que
no hay nada comparable con éste.
El cineasta español Pedro Almodóvar
fue quien la redescubrió a inicios de los años 90 y se la llevó a hacer
diversas presentaciones a España, en las salas de teatro más importantes de
Madrid, Sevilla, Valencia, entre otras ciudades. Chavela no estaba acostumbrada
a este tipo de presentaciones, puesto que solía cantar en cabarets o bares,
donde asiste otro tipo de público y donde la gente no está del todo atenta ante
la actuación del o la artista.
Almodóvar comenta en muchas de las
entrevistas para los diversos documentales sobre nuestra anti-heroína, que la
actuación de Chavela era un teatro mágico, que necesitaba de un espacio amplio, porque
su fuerza dramática al abrir sus brazos era tan grande, que no bastastaba con un
espacio pequeño para hacerlo.
Carlos Monsivais, crítico y escritor
mexicano, gran amigo de la artista afirma en el documental “Su nombre es Chavela”: “Pude darme cuenta de la
sabiduría emocional con que ella vivificaba las letras de las canciones”.
La base del éxito o del por qué Chavela fue ovacionada por tanta gente radicaba en su forma de interpretar las canciones, de vivir cada palabra ahí
expresada.
El joven seguidor de la Vargas, Jeffrey Muñoz, me comentaba que en
diversas ocasiones, la artista afirmaba que ella lo que hacía era cantar misas.
“Chavela a uno le canta al oído,
le saca toda la cochinada a uno. Entonces a eso creo
que se refería con la misa, la gente en misa está en un ámbito más meditativo”, me contaba el joven entre risas, intentando
recordar todas esas palabras y dichos que salían de boca de la cantante.
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Marcela afirma que quiso llevar a
cabo este homenaje por el cariño que ella siente por la artista; nunca la pudo
conocer personalmente, sin embargo siempre la ha admirado.
“Considero que ella, al tener
tanta fuerza y tanta sensibilidad, fueron los ingredientes que hacen de su
música tan visceral, la intensidad de su interpretación, lo que hace que la
piel se ponga de gallina.” Me dijo Membreño al referirse sobre la música
que la Vargas interpretaba.
Al preguntarle acerca del motor que
la movió para realizar ese evento dedicado a la artista, Marcela respondió que
lo hizo por la admiración que siempre le ha tenido y además porque era “como una oportunidad de conectar a la gente
con ella”.
Ella afirmó que el proceso creativo
del espectáculo fue muy intenso, fueron meses de mucha investigación. “Lo que traté de hacer fue investigar y
escuchar sus canciones para captar la esencia, tomando en cuenta la historia
del momento, y en cierta forma conectándome a partir de la empatía y comparando
sentires y momentos de mi vida que de alguna u otra forma tienen una conexión”,
comentaba Membreño.
En el caso de José León Sánchez,
escritor de la novela que mencioné anteriormente, él me comentó que conoció a
la Vargas durante sus tiempos malos y buenos. Él tuvo que estudiar al personaje
durante muchos años y conversar con varios artistas, para entender mejor a la cantante
y captar su esencia. “Sobre su vida,
mejor lo hace el biógrafo, el historiador, el ensayista, una novela es siempre
una mentira y de no ser así, no sería novela”, me respondió Sánchez cuando
le pregunté si lo que se narraba en la historia eran datos reales, puesto que
no calzaban con lo dicho por la misma Chavela Vargas en algunas entrevistas a
las que tuve acceso.
A inicios del año 2017 se presentó en un
festival de cine en Berlín, la nueva película documental “Chavela”, producción de Ausbin Pictures, idea original de Catherine Gund y Daresha Kyi. Pude conversar vía correo
electrónico con Gund, quien me afirmó que el principal objetivo de la película era
dar un sentido a la vida de Chavela, no para revelar su vida como un
suceso inexplicable, cronológicamente detallado, sino para detallar sus
palabras, su voz, su carisma. “Yo quería
explicar cómo se siente Chavela con nosotras, por qué mucha gente responde a su
interpretación de la forma en que nosotras lo hacemos, ¿Cuál es su seducción?”,
expresó la cineasta al referirse a lo que quería lograr por medio del
documental.
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Gund
también se refirió a las interpretaciones musicales de Chavela y comentó que a pesar de que tenía reputación de mentirosa implacable
fuera del escenario, ella entregaba toda
su verdad dentro de él. “Ella era una
persona vulnerable y en esa forma capturaba a muchos corazones”, afirmó.
Gund
y Kyi se plantearon ciertas preguntas una vez empezado el proyecto de la
creación del documental, como por ejemplo: “¿Por qué
sigues adorando a Chavela a pesar de lo mal que te trató? ¿Quién era ella?
¿Cómo llegó a ser tu musa, amante, mentora, aliada, inspiración, amiga?”. Esas
mismas interrogantes llegan a mi mente y las he ido respondiendo a lo largo de
este estudio, que me hizo comprender el gran valor que tuvo la vida de Chavela
para muchas personas y ahora para mí.
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Ella, a pesar de sentirse sola y
abandonada por sus seres cercanos, buscó su libertad y la encontró. Fue una
mujer que luchó hasta el último cansancio y alcanzó el éxito, gracias a su
ímpetu y a que nunca ocultó su verdad. Sus agallas la llevaron a la cima, su valentía
la llevó a ser querida y ovacionada. Fue una dama que se amaba a sí misma, por
lo tanto no tuvo miedo de enfrentar al mundo y eso lo expresaba también en sus
interpretaciones. Todo ese pasado cruel lo soltaba en el escenario, toda su
verdad la expresaba cada vez que abría sus brazos cuando cantaba. Fue una mujer
rebelde, pero que supo triunfar y salir adelante, por eso la considero anti-heroína,
porque rompía con los cánones de cantante femenina, de zapatillas y vestido
largo.
Chavela entregaba su vida en el
escenario de manera honesta, sin maquillaje, sin tapujos, lo que había detrás
de ella, era la verdad absoluta; era auténtica; por esto será siempre recordada
y admirada por quienes valoraron su verdadera esencia.
Sánchez, J.L. (9 de febrero de 2017). Al florecer, las rosas madrugaron. Madrid-México:ICM (Instituto de la Cultura Mesoamericana).
Referencias bibliográficas
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Vargas, Ch. (2002). Y si quieres saber de mi pasado. Madrid: Ediciones Santillana.
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