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Chavela Vargas, la antiheroína de la música ranchera


Chavela Vargas fue una intérprete de música regional mexicana. Nació en Costa Rica, en el pueblo de San Joaquín de Flores, en 1919; sin embargo, su corazón perteneció al pueblo mexicano hasta su muerte, que fue en el año 2012.  
Chavela también dejó su corazón en España, que gracias al apoyo del editor Manuel Arroyo y el cineasta Pedro Almodóvar, fue acogida por dicho país después de que durmiera su canto por aproximadamente 20 años, debido a su problema de alcoholismo.
A sus 15 años, la intérprete se mudó a México en busca de la libertad que se le fue negada en tierras ticas.
Según cuenta en su libro: “Y si quieres saber de mi pasado”, Chavela experimentó una infancia y adolescencia de mucha indiferencia por parte de sus parientes. Ella afirmaba que sus padres no la querían, que nunca la quisieron. Su madre no ponía atención a los ideales de una niña que tenía metas y deseos por cumplir. Chavela sentía una gran diferencia entre el trato que recibían sus hermanos y el dirigido hacia ella. 
Al divorciarse sus padres, los hijos fueron separados y enviados a distintas partes, como si fueran “perros”, contó ella misma en una entrevista que le hiciera la periodista María Cortina en el año 2009.
Tras el divorcio de sus progenitores, Chavela se mudó a la finca de unos tíos suyos, donde se le exigía trabajar en el campo y no se le permitía recibir educación escolar. Ella quería estudiar, y en esa época se consideraba una actividad innecesaria, sobre todo para las personas que vivían en la zona rural.
De niña solía vestir pantalones y se comportaba de manera “grotesca y ruda”, por lo tanto, recibió múltiples agresiones verbales y discriminaciones. Ella misma cuenta en su libro, que escribió en el año 2002,  que en una ocasión, su prima la insultó diciéndole: “maldita lesbiana”.
Le cerraron la puerta de la iglesia católica a la que asistía, por sus comportamientos varoniles; por lo que Chavela decidió huir de la religión definitivamente.
Chavela cuenta en una de sus entrevistas, que las primeras palabras que escuchó por parte de un sacerdote fueron: “Dios te perdonará a ti, si te confiesas. Si te arrepientes y rezas por tu salvación”.
El escritor costarricense José León Sánchez, narra de manera fantasiosa, la historia de Chavela en su novela: “Al florecer las rosas madrugaron”, usa el nombre de Natyeli al referirse al personaje de la artista. En dicha novela, el autor cuenta cómo la niña fue acosada por el sacerdote de la comunidad de San Joaquín de Flores, donde ella vivió durante sus primeros años de infancia y hace hincapié en la indiferencia de su madre, que la llamó mentirosa, por haber difamado a una persona tan pulcra y decente.
En diversas ocasiones, su padre la amenazó con llevarla a un correccional de menores si no se comportaba de manera adecuada.
Chavela Vargas llevaba encerrado en su corazón mucho dolor, un gran resentimiento hacia la vida que le tocó con su familia, en su país natal.
Sánchez relata en su novela, que la niña solía escuchar música ranchera porque a su padre le gustaba mucho, y le parecía una música interesante y llena de vida; así que poco a poco se fue identificando con el país al que quería conocer y en el que quería residir hasta el día de su muerte. 
Por lo tanto, cansada de los insultos, indiferencias y maltratos recibidos, decidió por cuenta propia viajar a México, sin dinero, sin ideales claros, sólo con el deseo de liberarse de su pasado y buscar una vida diferente, con nuevas oportunidades.
En México nace la verdadera Chavela Vargas, la intérprete, la tejedora de sueños y la artista ovacionada por el pueblo; también admirada por luminarias y luminarios del arte mexicano y español.
Por esta razón, es que me conmueve su valentía, la manera en que logró desarrollar su carrera profesional, saliendo del fango en el que vivió durante sus primeros años.
Me interesaba profundizar en las opiniones de sus fanáticos, colegas y personas que tuvieron algún tipo de conexión con ella.
Mi objetivo fue investigar cómo era posible que una mujer, que rompía con los cánones de cantante de aquella época, logró alcanzar el tope de la gloria y la fama.
Durante sus primeros años en tierras mexicanas, tocó puertas como cantante, pero muchas le fueron cerradas porque consideraban que “tenía una voz espantosa”.
¿Cómo alcanzó el éxito de tal manera que, artistas como Pedro Almodóvar, Miguel Bosé, Joaquín Sabina, Ana Bélen, entre otros y otras, aún la consideran un ícono de la música regional mexicana?
¿Qué hace que sus seguidores y seguidoras la admiren con ese ímpetu y la hayan ovacionado durante sus años de vida musical activa e incluso en la actualidad?
Chavela Vargas llegó a México a los 15 años edad y empezó a trabajar duro para poder alcanzar su meta de cantar y dedicar su vida a la música.
“México no me abrazó ni me trató amorosamente” (Vargas 2002, p. 49), confiesa Chavela en el libro que escribió. Ella misma contó que en tal país imperaba el machismo y no era nada fácil abrirse un espacio en ese mundo complicado de las artes. Vargas afirmaba que México la agarró a patadas y la obligó a ser como fue ella. Luchó como las grandes, sin temores, segura de sí misma y no se dejó vencer ante las limitaciones y adversidades que la acompañaban a menudo.
“O te haces o te mueres”, decía ella, y por suerte lo segundo no sucedió, aunque no faltó mucho para eso. Pasó momentos de hambre, donde no tenía para comer. Tuvo varios trabajos: un tiempo trabajó como ayudante de cocina; luego estuvo en una tienda de ropa para niños y fue chofer de una familia rica de México.
Ella cuenta en un documental de Morena Films del año 2001, que una amiga belga suya la recomendó para que cantara en los programas de Lotería Nacional. Así fue como empezó a abrirse espacio en el amplio y difícil mundo del mercado musical.
Chavela cantaba con el corazón, así describen su interpretación las personas que la admiraban. Ella hacía que las canciones fueran suyas, las tomaba prestadas para adueñarse completamente de ellas, lo afirmó ella misma en algunas entrevistas y en su propio texto antes mencionado.
Fue una mujer que dejaba huella en cualquier lugar al que llegaba. Causaba la curiosidad de quienes tenían contacto con ella, como sucedió  con Frida Kahlo y Diego Rivera, quienes la  conocieron en una fiesta y desde aquel momento se hicieron grandes amigos, a tal punto que Chavela estuvo viviendo con ellos una temporada. La relación entre Frida y Chavela fue muy cercana y a raíz de la amistad, surgió una canción: La Llorona, que la Vargas dedicó a su fiel amiga.
“La cantante más azarosa y sublime de todos los tiempos” (Vargas 2002, p. 248), así se refirió don Ricardo Cantalapiedra en un artículo que escribió para un diario español.
“Pueden criticarla a nivel vocal, no era la mejor cantante, pero era la mejor intérprete”, me comentó Jeffrey Muñoz, un joven costarricense, con quien conversé acerca de su admiración hacia la cantante. Él mismo me dijo que para él la música de Chavela es música emocional. “Uno se desahoga, aunque uno no esté sufriendo, es preventiva; es lloroterapia, para llorar solo, porque es rico”, me decía este fan de Chavela, que empezó a escuchar su música a la edad de catorce años y tuvo el privilegio de conocerla personalmente cuatro meses antes de su muerte, cuando él tenía  29 años.
Chavela cuenta que la fama le vino de repente, cuando en el puerto de Acapulco cantó por primera vez: “Macorina”, una de las canciones que más representan su éxito; a partir de ahí, “su voz llegó a ubicarse entre las mejores del mundo” (Le Franc 2009, p. 30).
 “Es de las canciones más sexis del mundo”, me dijo Jeffrey Muñoz, refiriéndose a este tema musical, que para él, fue el gran éxito de Chavela, debido a que según su criterio, “de manera explícita reflejaba la sexualidad y esto causaba una especie de morbo en la población que la escuchaba”. El periodista Carlos Bouze (2015, p.4), en un artículo de la revista virtual “Píkara” menciona que “La Macorina se convirtió a la vez en un himno y en una contraseña para miles de mujeres que vivían sus relaciones lésbicas en un clima de clandestinidad y asfixia social”. Algo parecido me comentó Jeffrey Muñoz en su entrevista, que uno de los aspectos que más le llamaban la atención y admiraba de la artista fue su vida, su forma de aceptar y mostrar su lesbianismo a esa sociedad patriarcal a la que se enfrentaba durante aquellos años.
            El hecho de que Chavela se acompañara únicamente con dos guitarras para interpretar música ranchera o regional mexicana, hacía de la interpretación más genuina y diferente. Ella afirma en su libro, que los especialistas decían que el mariachi siempre se encargó de ocultar lo que de profundo tenían las canciones populares; por esto su decisión de dejar al mariachi de lado. En una entrevista del año 2003 comentó que en una ocasión la llamaron para que cantara con la Orquesta Filarmónica de Londres, pero ella rechazó tal ofrecimiento, "Yo no canto con quinientos viejos atrás de mí, porque yo agarro para donde me da la gana, y hago mis silencios donde se me antoja, no respeto el pentagrama, y ¿qué va a hacer el director? ¿correr detrás de mí? Dije: No, gracias (...) Eso no es ser artista. A mí échemela sola, dos guitarras y una mujer en escena", fueron sus palabras.
            Enrique Helguera, periodista y crítico musical, comenta en el libro “Las verdades de Chavela”, que en aquella época, de los años 50, habían pocas voces femeninas en el mercado musical, por tanto, ella inventó su propia forma de cantar. No imitaba, no se dejó influenciar por otra cantante a quien admirara, tendencia que es común actualmente.
            Toda la tensión musical se fragua en su forma de decir las palabras, en la cadencia de sus versos, en el juego de los acentos y los silencios, lo que libera a la canción de su automatismo y la convierte en pura expresividad emocional. A partir de los años 50 todas las canciones se volvieron otras al atravesarlas la voz de Chavela Vargas” (Cortina y Vargas 2012, p.12).  No era un hombre quien cantaba, era una mujer que además rompía con los cánones establecidos de cómo debía comportarse y verse una artista. Se trataba de una dama que vestía pantalones y un poncho rojo, como bien la describe el cantautor español Joaquín Sabina en su canción: “El boulevard de los sueños rotos”.
            Catherine Gund, cineasta y productora en la  reciente película documental “Chavela”, de la que hablaré más adelante, me comentó que le llamaba la atención que Chavela no cambiaba los pronombres en las canciones masculinas que tradicionalmente los hombres cantaban a las mujeres. Además derramaba su corazón en el escenario, sufriendo por el amor perdido y un corazón quebrantado por la soledad extrema.
            Chavela cuenta en una entrevista incluida en el documental “Chavela Vargas”, de Pérez y Palacios, que cuando conoció a José Alfredo Jiménez y quiso cantar frente a él, ella le dijo: “Vengo a presentarme, porque sé que yo puedo”, ante esta propuesta plagada de decisión, él contestó: “Así me gustan las mujeres”. Desde ese día nació una amistad muy cercana, llena de momentos musicales, de noches de juerga y borracheras interminables. José Alfredo Jiménez escribía muchas de sus canciones pensando en que las cantara Chavela, las hacía para ella y ella las hacía suyas. José Alfredo “apostaba por una forma de representación nueva, que pasaba por empujar el género hacia el límite del desgarro” (Bouze 2015, p.3). Le gustaba escuchar versiones  diferentes de sus canciones, y más si eran interpretadas por una mujer con esa pasión, como la que tenía Chavela a la hora de cantar.
            En el mismo documental antes mencionado, Manuel Arroyo, crítico y escritor español afirma que el repertorio de Chavela es de los más extraordinarios de la música popular del siglo XX, que no hay nada comparable con éste.
            El cineasta español Pedro Almodóvar fue quien la redescubrió a inicios de los años 90 y se la llevó a hacer diversas presentaciones a España, en las salas de teatro más importantes de Madrid, Sevilla, Valencia, entre otras ciudades. Chavela no estaba acostumbrada a este tipo de presentaciones, puesto que solía cantar en cabarets o bares, donde asiste otro tipo de público y donde la gente no está del todo atenta ante la actuación del o la artista. 
            Almodóvar comenta en muchas de las entrevistas para los diversos documentales sobre nuestra anti-heroína, que la actuación de Chavela era un teatro mágico, que necesitaba de un espacio amplio, porque su fuerza dramática al abrir sus brazos era tan grande, que no bastastaba con un espacio pequeño para hacerlo.
            Carlos Monsivais, crítico y escritor mexicano, gran amigo de la artista afirma en el documental  “Su nombre es Chavela”: Pude darme cuenta de la sabiduría emocional con que ella vivificaba las letras de las canciones.
La base del éxito o del por qué Chavela fue ovacionada por tanta gente radicaba en su forma de interpretar las canciones, de vivir cada palabra ahí expresada.
El joven seguidor de la Vargas, Jeffrey Muñoz, me comentaba que en diversas ocasiones, la artista afirmaba que ella lo que hacía era cantar misas. “Chavela a uno le canta al oído,
le saca toda la cochinada a uno. Entonces a eso creo que se refería con la misa, la gente en misa está en un ámbito más meditativo”, me contaba el joven entre risas, intentando recordar todas esas palabras y dichos que salían de boca de la cantante.
            En el año 2016, la artista costarricense Marcela Membreño llevó a escena el espectáculo músico-teatral “Las Simples Cosas: Tributo a Chavela Vargas”, en el que interpretó a la artista. El evento se llevó a cabo en el Instituto de México, en Costa Rica y según me comentó Jeffrey Muñoz y la misma Membreño, tuvo gran éxito, incluso mucha gente quedó sin poder entrar a la sala.
            Marcela afirma que quiso llevar a cabo este homenaje por el cariño que ella siente por la artista; nunca la pudo conocer personalmente, sin embargo siempre la ha admirado.
Considero que ella, al tener tanta fuerza y tanta sensibilidad, fueron los ingredientes que hacen de su música tan visceral, la intensidad de su interpretación, lo que hace que la piel se ponga de gallina.” Me dijo Membreño al referirse sobre la música que la Vargas interpretaba.
            Al preguntarle acerca del motor que la movió para realizar ese evento dedicado a la artista, Marcela respondió que lo hizo por la admiración que siempre le ha tenido y además porque era “como una oportunidad de conectar a la gente con ella”.
            Ella afirmó que el proceso creativo del espectáculo fue muy intenso, fueron meses de mucha investigación. “Lo que traté de hacer fue investigar y escuchar sus canciones para captar la esencia, tomando en cuenta la historia del momento, y en cierta forma conectándome a partir de la empatía y comparando sentires y momentos de mi vida que de alguna u otra forma tienen una conexión”, comentaba Membreño.
            En el caso de José León Sánchez, escritor de la novela que mencioné anteriormente, él me comentó que conoció a la Vargas durante sus tiempos malos y buenos. Él tuvo que estudiar al personaje durante muchos años y conversar con varios artistas, para entender mejor a la cantante y captar su esencia. “Sobre su vida, mejor lo hace el biógrafo, el historiador, el ensayista, una novela es siempre una mentira y de no ser así, no sería novela”, me respondió Sánchez cuando le pregunté si lo que se narraba en la historia eran datos reales, puesto que no calzaban con lo dicho por la misma Chavela Vargas en algunas entrevistas a las que tuve acceso.
            A inicios del año 2017 se presentó en un festival de cine en Berlín, la nueva película documental  “Chavela”, producción de Ausbin Pictures, idea original de Catherine Gund y Daresha Kyi. Pude conversar vía correo electrónico con Gund, quien me afirmó que el principal objetivo de la película era dar un sentido a la vida de Chavela, no para revelar su vida como un suceso inexplicable, cronológicamente detallado, sino para detallar sus palabras, su voz, su carisma. “Yo quería explicar cómo se siente Chavela con nosotras, por qué mucha gente responde a su interpretación de la forma en que nosotras lo hacemos, ¿Cuál es su seducción?”, expresó la cineasta al referirse a lo que quería lograr por medio del documental.
            Desde 1991 inició el proyecto. Las productoras tuvieron el privilegio de ser recibidas por la misma Chavela en su casa, quien accedió a ser entrevistada y filmada por las cineastas. Fue un proceso largo y tedioso, tuvieron que ir en búsqueda de las personas allegadas a la artista, así como celebridades tales como Pedro Almodóvar, Miguel Bosé, Tania Libertad, entre otras; que también acogieron a las productoras y colaboraron amablemente con ellas, como lo había hecho Chavela. “Ellos siempre ofrecían tequila, a veces al inicio, a veces una vez que ya estábamos filmando, a veces cuando ya apagábamos la cámara, siempre para celebrar su alegría, su memoria. Pero tequila, siempre tequila, hasta el último trago.”, me contaba Catherine acerca de la conexión que tenía Chavela con toda la gente con la que se relacionó en vida.
            Gund también se refirió a las interpretaciones musicales de Chavela y comentó que a pesar de que tenía reputación de mentirosa implacable  fuera del escenario, ella entregaba toda su verdad dentro de él. “Ella era una persona vulnerable y en esa forma capturaba a muchos corazones”, afirmó.
            Gund y Kyi se plantearon ciertas preguntas una vez empezado el proyecto de la creación del documental, como por ejemplo: “¿Por qué sigues adorando a Chavela a pesar de lo mal que te trató? ¿Quién era ella? ¿Cómo llegó a ser tu musa, amante, mentora, aliada, inspiración, amiga?”. Esas mismas interrogantes llegan a mi mente y las he ido respondiendo a lo largo de este estudio, que me hizo comprender el gran valor que tuvo la vida de Chavela para muchas personas y ahora para mí.
            Chavela fue una mujer que sufrió la indiferencia de su familia, a excepción de su hermana Ofelia, que fue la única con la que tenía contacto y en la que buscaba refugio cada vez que viajaba a Costa Rica, según me contó Dionisio Cabal, cantautor costarricense que conoció a Chavela Vargas durante el tiempo en que se había retirado de los escenarios, por ahí de los años 80.
Ella, a pesar de sentirse sola y abandonada por sus seres cercanos, buscó su libertad y la encontró. Fue una mujer que luchó hasta el último cansancio y alcanzó el éxito, gracias a su ímpetu y a que nunca ocultó su verdad. Sus agallas la llevaron a la cima, su valentía la llevó a ser querida y ovacionada. Fue una dama que se amaba a sí misma, por lo tanto no tuvo miedo de enfrentar al mundo y eso lo expresaba también en sus interpretaciones. Todo ese pasado cruel lo soltaba en el escenario, toda su verdad la expresaba cada vez que abría sus brazos cuando cantaba. Fue una mujer rebelde, pero que supo triunfar y salir adelante, por eso la considero anti-heroína, porque rompía con los cánones de cantante femenina, de zapatillas y vestido largo.
Chavela entregaba su vida en el escenario de manera honesta, sin maquillaje, sin tapujos, lo que había detrás de ella, era la verdad absoluta; era auténtica; por esto será siempre recordada y admirada por quienes valoraron su verdadera esencia.
 

Referencias bibliográficas
 
Bouza, C. (29 de junio de 2015). Chavela Vargas, con amor y rebeldía. Pikara Magazine. Recuperado de www.pikaramagazine.com/2015/chavela-vargas-con-amor-y-rebeldia/
Cabal, D. (6 de marzo, 2017). Chavela Vargas en Costa Rica. (A. Quesada. Entrevistador).
Cortina, M. Vargas, Ch. (2009) Dos vidas necesito: las verdades de Chavela Vargas. Montesinos: Ediciones de Intervención cultural.
González, C. Quintero E. (Productores). (2006). Su nombre es Chavela (Documental). México: Salamandra Producciones.
Gund, C. (13 de marzo de 2017). Sobre el nuevo documental de Chavela Vargas. (A.Quesada, Entrevistador).
Hartmann, A.L. (11 de febrero, 2017). La Berlinare recibe con emoción documental sobre Chavela Vargas. Espectáculos: La Jornada. 6.
Le Franc, R. (2009). La ídola. Revista Herencia. San José, Costa Rica: Editorial Universidad de Costa Rica. 22 (2).  29-33
Membreño, M. (11 de febrero de 2017). Homenaje a Chavela Vargas. (A. Quesada, Entrevistador).
Muñoz, J. (9 de febrero de 2017). Conocía a Chavela. (A. Quesada, Entrevistador)  
 
Pérez, P. (Productor) y Palacios, M (Dirección). (S.F). Chavela Vargas [Documental]. México.   
 Sánchez, J.L. (9 de febrero de 2017). Al florecer, las rosas madrugaron. Madrid-México:ICM (Instituto de la Cultura Mesoamericana).
 
Vargas, Ch. (2002). Y si quieres saber de mi pasado. Madrid: Ediciones Santillana.
 

 

 
 

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