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Brunhilda de Portilla: Canciones de cuna

           
          Antes de conversar sobre doña Brunhilda de Portilla y su creación de canciones de cuna, quiero empezar por explicar de dónde provienen dichas melodías que nos han acompañado desde varias generaciones y exponer de manera general algunas características.
Algo importante a recalcar es que “las canciones de cuna son de las primeras manifestaciones musicales en la historia de la humanidad”. (Pérez, 2016)
Según Amadeus (1951), este tipo de forma musical nació como una manera de espantar espíritus que llegaran a interrumpir el sueño de infantes.
Posteriormente, por medio de sus letras se les pedía a los ángeles de la guarda, la protección de niñas y niños pequeños para que durmieran serenamente.
Actualmente dichas tonadas son usadas para acurrucar al niño/a y hacerle dormir de manera tranquila. Por lo general se acuna en los brazos y se le mece usando el ritmo de la canción. De esta manera la criatura llega a la calma si tiene miedo o es acurrucada tiernamente si tiene alguna dolencia. Así es como se logra el bienestar en los más pequeños.
 Han sido denominadas bajo distintos nombres como canciones de cuna, nanas, arrorrós, arrullos, rurrupatas. Estas tres últimas denominaciones se deben a la forma en que algunas madres españolas arrullaban a sus niños con el sonido onomatopéyico “ro” o “ru” repitiéndolo varias veces.
Según Fernández Poncela (2005, p. 192), “las canciones de cuna son parte de las relaciones afectivas, una emoción cantada”. Dichas canciones están plagadas de sentimientos expresados por las madres que acunan a sus pequeños/as antes de ir a dormir. Quien las escribe expresa su viva experiencia de llevar a la cama a estas pequeñas criaturas.

Las canciones de cuna o arrullos comparten ciertas características musicales:
- La melodía contiene un ámbito melódico reducido.
- Existe un predominio de los grados conjuntos en la línea melódica, con intervalos pequeños entre las notas.
- Por lo general tienen comienzo y final sobre la misma altura.
- Hay predominio de los ritmos binarios sobre los ternarios (predominando en una amplia mayoría los compases simples)
- Hay preponderancia del modo mayor sobre el menor.
- Pocas estrofas. Son canciones cortas.


Cabe recalcar que las anteriores son características generales que muchas canciones de cuna comparten entre sí, sin embargo no son reglas que se deban seguir. Hay muchas otras canciones que rompen con esos lineamientos.
Por medio de las canciones de cuna, se va induciendo un estado de sueño debido a la estimulación rítmica lenta, regular y monótona que balancea y acuna.
La letra por lo general es muy sencilla, con palabras simples y en algunas ocasiones contienen sonidos onomatopéyicos, incluso hasta términos inventados, según afirma la psicóloga Julia Pérez (2006). Para los niños o niñas que no entienden bien la lengua, es más importante el sonido y entonación de las palabras que su significado.
Importante lo que anota Salazar R. (S.F, p.1), “no hace falta cantar bien, desde luego, sólo querer y necesitar hacerlo”. Este es otro aspecto que quiero resaltar, las canciones de cuna están hechas para que las cante cualquier persona, por lo tanto no deben ser obras complicadas y difíciles de interpretar.
           
            Brunhilda de Portilla
Una vez detallados algunos aspectos sobre las canciones de cuna, su origen y características, voy a exponer acerca de Brunhilda de Portilla y su acercamiento a dichas melodías de índole infantil.
            Primero quiero presentar a grandes rasgos quién es Brunilda Rodríguez Martínez, conocida como Brunhilda de Portilla. Ella es una educadora y compositora guanacasteca, que dedicó gran parte de su vida a la docencia y a la composición de obras infantiles, principalmente.
            Fue maestra de primaria en distintas instituciones, tanto en Guanacaste como en el Gran Área Metropolitana.
            Ha recibido distintos reconocimientos por su labor docente y musical.
Es autora de la letra y música de cerca de 40 villancicos, 26 de los cuales fueron grabados en discos de larga duración entre los años 1973 y 1976. Dos producciones se recopilaron en un disco compacto que ha tenido muy buena aceptación por parte del público.
Desde que salieron las primeras grabaciones, estos villancicos se escuchan por la radio y televisión nacionales y son conocidos y escuchados en países de Centro y Sur América, algunas regiones de los Estados Unidos y Europa, aunque muchas  personas ignoren, aún en el país, que la autora es costarricense.
Además de sus villancicos, tiene guardadas por ahí infinidad de canciones infantiles y de otra índole.
En una conversación que tuve con doña Bruhilda, me comentó que ella escribía desde que era muy pequeña,  desde ahí se le vislumbraba su vena poética, incluso tenía un libro de cuentos que guardaba como un gran tesoro.
Cuando se casó y tuvo a sus hijos, le gustaba  contarles cuentos antes de dormir, y de un pronto a otro les hacía canciones. Así fue como empezó a escribir canciones de cuna. Algunas veces las ideas musicales salían en el momento.
            Ella no sabía nada de música, no tocaba ningún instrumento, simplemente se le venían las ideas y las grababa en un casette, “era mucho más fácil en aquellos años” , me contaba la compositora. Ella afirma que más adelante iba a donde una sobrina que tocaba órgano, quien la acompañaba con el instrumento; igualmente grababan las canciones de forma casera.
            Le pregunté a doña Brunhilda si tenía algún referente musical o cuáles canciones de cuna escuchaba cuando era niña; me contestó que escuchaba las canciones que interpretaba Libertad Lamarque y algunas otras que venían de España, que es uno de los países con más historia de nanas o canciones de cuna.
            Ella afirma que le encantan este tipo de canciones porque irradian el amor que uno siente hacia ellos, haciendo referencia a sus hijos o nietos. “Uno quisiera decirles las cosas más dulces, las cosas más bellas, y arrullarlos es la mejor forma”, me decía mientras compartíamos una deliciosa taza de café en su casa, en Atenas.
            Son muchas canciones las que tiene ahí guardadas y me mostraba con emoción cada una de ellas, cada una tiene una dedicación especial o tiene alguna historia detrás.
            Por ejemplo, me contaba acerca de  “Cantan los Pajaritos”, una hermosa canción que compuso cuando fue a visitar a su hija a Alemania, y que por lo tanto los textos  dibujan el hermoso paisaje europeo, con montes nevados y altos pinos rodeando una laguna.

            Cantan los pajaritos en la laguna
            y entre los altos pinos duerme la luna.
Cantan los pajaritos, cantan quedito
para no despertar a mi angelito”.

Esto me hace recordar que las canciones de cuna por lo general tienen una clasificación temática que doña Brunhilda también desarrolló en sus obras, tal vez sin saberlo, pero inconscientemente logró establecer un orden de acuerdo al texto y su intención.
Existen las canciones que hablan de “animalitos” o donde ellos son los protagonistas en la lírica. La canción antes mencionada es un ejemplo de ello. Doña Brunhilda tiene varias de esas en su repertorio.
Después están aquellas canciones en las que se pide protección a un ser divino o celestial, por lo general quien toma ese papel de protector y guía del sueño es el ángel de la guarda.

De noche y de día conmigo está,
por donde yo vaya, también él va.

Si estoy en peligro, me avisa y me cuida
si tengo tristeza, si tengo alegría.
 Si caigo me ayuda a levantarme,
si estoy cansada, me hace descansar.

 Dulce ángel guardián, no te alejes de mí,
cuando sale el sol, cuando el sol no está aquí.”

            Doña Brunhilda me confesó que esta canción la hizo durante una terapia física a la que iba regularmente. Se le ocurrió en ese momento y después de terminada la sesión terapéutica,  al llegar a su casa terminó de crear la idea que tenía.
            Otro tipo de canciones son las que hacen referencia a un astro o elemento de la naturaleza, como cómplice en el sueño de los niños o niñas que pronto van a dormir. Nuestra compositora tiene varias de ellas, como: Cuando el sol se va a acostar o La luna se asoma.

            Cuando el sol se va a acostar
            a la orillita del mar, muchas ovejitas blancas vienen a jugar.
           
            Saltan y saltan y vuelven a saltar
            las ovejitas blancas, a la orilla del mar.
            Saltan y saltan y vuelven a saltar
            las ovejitas blancas a la orilla del mar.
           
Un, dos, tres, cuatro, cinco y seis,
            un dos, tres, cuatro, cinco y seis,
            siete, ocho, nueve, diez,
            siete, ocho, nueve, diez”.

            En este caso, el sol representa al padre cuyo ejemplo deben seguir los niños o niñas cuando se van a dormir. Si el sol (padre) se acuesta, ellos/as también deben hacerlo.
            Además, también hay presencia de animalitos, las típicas ovejitas, que son parte de un juego que nos han inculcado como estrategia para dormir si tenemos insomnio. La canción  se torna en una canción didáctica, puesto que también se aprovecha para que niños/as aprendan a contar.

La luna se asoma por la ventana,
            a ver si mi niño ya está en su cama.
Si duermes ligero, mi niño, mi amor,
aquel pajarito te traerá una flor.”

            En esta otra canción, la luna juega el papel de la madre que acompaña a los pequeños/as durante el sueño. Ella se asoma por la ventana para vigilar al niño/a que duerme. También hay presencia de un animalito que premiará a la criatura si logra dormirse.

            Es muy común en las canciones de cuna que exista un tipo de “chantaje” o negociación, tanto  de manera positiva por medio de un premio o en algunos casos, de forma negativa, por medio de un castigo. “Si te duermes te regalo una flor.." o “Si no te duermes te llevará el lobo...”

            El otro estilo de canción de cuna es el que simplemente va dirigido directamente al niño/a. Doña Brunhilda tiene varias que van por esa dirección y que fueron dedicadas a sus hijos/as y nietos/as.

            Duerme, duerme cariño mío,
            capullito de rosa, aroma de flor,
            duerme, mi nubecita blanca,
            duerme, duerme mi amor.”
           
            Arroró mi niño lindo, arroró.
            duérmete, duerme niño, ligero
            duerme, mi amor”.

            Brunhilda de Portilla guarda hermosas obras musicales infantiles, llenas de lindas historias y cuyo valor radica en la intención de sus textos.
            Las canciones de cuna no dejarán de existir y serán siempre utilizadas como medio para generar placer durante el sueño de los más pequeños de la casa.

Una canción de cuna interpretada por Libertad Lamarque.

             
            Referencias bibliográficas:

´  Amadeus, Juan. (1951). Folklore de Catalunya. Selecta: Barcelona.
´  Fernández, Anna. (2005). Canción de cuna, arrullo o desvelo. Anales de
            Antropología. UNAM. (39)2. 189 – 213.
´  Rodríguez, Brunilda. Entrevista personal por Amanda Quesada. (Enero de 2018)
´  Pérez, Julia. (Agosto de 2016). La canción de cuna, nana o arrullo. UBA –                                  Facultad de psicología. Código 296.
´  Perry, Nina. (enero de 2013). El milenario lenguaje universal de las                                                          canciones de cuna. BBC Mundo. Recuperado de                                           http://www.bbc.com/mundo/ultimas_noticias/2013/01/130124_cultura            _canciones_cuna_bebe_madres_jg                  

                                              
´  Zalazar, Roque. (2013). Canción de cuna: su efecto sobre el cerebro.                                         Durante el sueño. La música y sus efectos en el cerebro. Recuperado

           


           

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